Además de sus fiestas y tradiciones, buen clima, y gastronomía, Málaga posee una larga historia que se remonta a milenos atrás. Concretamente al siglo VIII a.C. Por tanto, es considerada una de las ciudades más antiguas de Europa.
Si estás pensando en visitar Málaga próximamente te recomendamos que te empapes un poco de su historia para que así las disfrutes al máximo y sepas el origen de cada paso que das por uno de los suelos más antiguos del continente.
Málaga, o Malaka (nombre original de la ciudad), que ha acogido a civilizaciones muy diversas atraídas por su estratégica situación junto al mar, cuenta con tesoros arquitectónicos y tradiciones culturales que atestiguan su rica historia. A continuación, haremos un viaje en el tiempo desde los inicios hasta la actualidad por una de las ciudades más antiguas de Europa.
Por otro lado, si quieres viajar además de por el tiempo, a través de tus sentidos, entonces debes de pasarte por el Restaurante Cambara y probar uno de sus platos únicos, situado en el Puerto de Málaga, lugar clave en la historia de esta ciudad.
Lo primeros malagueños eran fenicios
El honor de ser los primeros habitantes oficiales de Málaga se le concede a los fenicios. Durante el siglo VIII a.C. crearon un asentamiento bajo el río Guadalhorce y lo denominaron Malaka, lo que se traduce a ‘’lugar de salazón de pescado’’. Muy cerca se encontraban los griegos que también fundaron un asentamiento cerca de esta zona y crearon una colonia llamada ‘’Mainake’’, la cual fue destruida posteriormente por los cartaginenses.
Época romana en Málaga
En el año 218 a.C., los romanos expulsaron a los cartagineses y otorgaron a Málaga el estatus de ciudad confederada de Roma. Bajo el dominio romano, Málaga experimentó un gran crecimiento comercial y arquitectónico: el actual Teatro Romano bajo los pies de la Alcazaba es sólo una de las pruebas del esplendor de Málaga bajo Roma.
Málaga: la época árabe
Los árabes, la siguiente civilización que habitó Málaga, invadió la ciudad y la tuvo bajo su dominio durante casi ocho siglos. La actividad comercial en la zona floreció y la población aumentó con el asentamiento de diversas culturas: bereberes, árabes del sur, mozárabes y judíos. Con su puerto marítimo como punto crucial para el comercio y el trueque, fue una época próspera para Málaga. El castillo de Gibralfaro, con sus murallas y magníficas puertas, la Alcazaba y la mezquita de Calle Granada son un vestigio de esta época de prosperidad.
Sin embargo, más tarde, una serie de malas cosechas, epidemias e inundaciones asolaron la ciudad. Además, un terremoto destruyó la mayoría de los edificios malagueños. Milagrosamente, la Catedral de Málaga logró sobrevivir.
Época cristiana en Málaga
Tras la expulsión de los musulmanes de toda Andalucía, Málaga se había convertido en uno de los distritos comerciales más importantes de la costa mediterránea. Surgió entonces una burguesía de clase alta compuesta principalmente por dos familias, los Larios (de ahí el nombre de la Calle Larios y los Heredia, que contribuyeron en gran medida a la industrialización de Málaga.
La Málaga del Siglo XIX
El siglo XIX fue un capítulo oscuro para Málaga en el que las crisis políticas y económicas provocaron un periodo de decadencia. Además surgieron fuertes epidemias, como la peste que asoló también la región, y en consecuencia, el comercio marítimo de Málaga con América cesó, lo que provocó el hundimiento de su principal industria.
Siglo XX hasta la actualidad
No fue hasta la segunda mitad del siglo XX cuando la capital de la Costa del Sol volvió a experimentar un rápido crecimiento urbano e industrial como consecuencia del auge del turismo en la zona y exportación de pescado.
Hoy en día, Málaga es una ciudad moderna en la que aún se pueden encontrar los vestigios de su pasado y cuyo rico patrimonio hace de la ciudad de la Costa del Sol una visita obligada. Sobre todo debes de visitar su centro histórico, en el que se encuentra el Restaurante Beluga, recomendado por la Guía Michelin, donde podrás saborear la verdadera historia del sur más malagueño y marinero.